Quic's World

Todo es marcha, amigos.

Friday, September 30, 2005

Revelando misterios

Primera revelación: La canción del anuncio del coche, que gracias a la ayuda de mi legión de lectores (uno; gracias, nanyu) supe que era un Hyundai Accent, es, según www.cajatonta.tv "Face II face" de Carlos Jean. En concreto, de su disco "Back to the Earth". Mira tú por dónde.

Segunda revelación: Se resuelve el Asunto Sturniolo con estrepitoso fracaso. El e-mail de Anaya fue tal que éste:

Estimado Quic:
Lamento decirle que hace ya tiempo que Norma Sturniolo no trabaja aquí, y no disponemos en este departamento de ningún teléfono o e-mail de contacto.
Un cordial saludo



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Anaya Infantil y Juvenil
c/ Juan Ignacio Luca de Tena, 15
28027 Madrid

URL: www.anayainfantilyjuvenil.com
e-mail: anayainfantilyjuvenil@anaya.es

¿Sería una loca que expolió la personalidad de la Sturniolo la mujer que me abordó? Buena pregunta, amigos.

Queda aún por revelar el misterio del anuncio de H&M, que, hasta donde he sabido, no es de la campaña de David Lachapelle, al que ya conozco un poco más después de media hora googleando para encontrar la puta canción.

Hasta el martes, amiguitos del progressive.

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.

Thursday, September 29, 2005

¿Por qué no encuentro las canciones que me gustan?

Mi carácter obsesivo, que a fe que lo tengo, me lleva a morirme cuando no me acuerdo de algo. Mientras que la gente normal le da vueltas a la cabeza un rato y luego lo da por imposible, yo me como el melón un lustro, dejando incluso de interactuar con los que me rodean, hasta que me acuerdo de ese nombre de personaje de una serie, ese título de un libro o el actor que hacía no sé qué papel. Es legendario un capítulo mío en el que no me acordaba del nombre de Fernando Ramallo. "¿Cómo se llamaba el niño rubio de Krámpak?", fue la frase detonadora de mi ida de fresa masiva, que terminó un par de horas después cuando, mientras cenábamos y nadie había reparado en que no había hablado desde hacía siglos, grité en medio de una conversación ajena y sin venir aparentemente a cuento el nombre del amigo Ramallo.

Estos días ando algo perdido, así en general. Mientras el "Slow fade" del "Man-Made" de los Teenage Fanclub me ayuda a superar este bache, hay tres canciones que me tienen loco y que no hay manera de encontrarlas. De algunas ni sé el nombre y la otra no existe, aparentemente. Si algún alma caritativa sabe algo de ellas que llamen al teléfono que aparece en pantalla. Gracias.

- La del anuncio de H&M: Me tiene loco ese anuncio. No tiene gran cosa (un desfile por una pasarela pelín lisérgica y el eslogan "Live from Central Park"), pero me encanta. Está hecho muy bien y sobre todo tiene esa canción...

- La de un anuncio de coches: Es ese anuncio en el que diferentes piezas del vehículo motor van golpeando las unas a las otras en plan dominó para acabar enseñando el coche y un cartelito con el modelo, que ya que estamos he de confesar que desconozco. Es un ritmillo curioso, medio brasileño, que no se me va de la cabeza.

- "Helena no sabe decir ñoqui": Por lo que he podido saber, es un flipe tecno machacón de frases de Faemino y Cansado. "Hola, soy Txiki Benegas", "¡A tomar por culo!". La ponen mogollón en el Diario Pop y parece ser que va a salir en un DVD-CD del aniversaior de Galileo Galilei. Ya me jodería tener que comprármelo (seguro que trae muchas mierdas varias) para tener la canción y alguna actuación de FyC, que ya los he visto tres veces en Galileo. Pero es que es tan buena...

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Friday, September 23, 2005

Mass t-shirt

Demasiado sexo nubla la vista. ¿Qué pretende la gente que lleva la camiseta con esta frase? Es una buena pregunta, y no es porque sea mía. Porque el que la llevó primero puede que le hiciera gracia o buscara que los demás sufriéramos ataques de risa espasmódica y con hipo ante semejante dechado de talento y humor, pero el que compró la unidad seis millones de la susodicha prenda ya debía sospechar que, grosso modo, estaba un poco vista, ¿no? Entonces, ¿por qué la gente se la sigue comprando? ¿Se liga, te dan puntos en alguna promoción desconocida por la larga mano de mi conocimiento?

Es una prueba irrefutable de lo que se conoce en mi casa como la mass t-shirt, o camiseta masiva. [Acotación de Quic: Un fenómeno tan inexplicable como la gente que en los mails escribe "¡ahhhhhhhhh!" para querer mostrarte sorpresa o incredulidad prolongando el sonido de la "a", cuando la "h" es muda, gañanes de los cojones. Os lo digo, queridos lectores, por si lo hacéis, para que no lo repitáis] Este fenómeno de masas, typical Spanish donde los haya, tiene antecedentes. Recuerdo nítidamente tres muy cachondos, aunque hay muchos más:

- El Acid House: Unas camisetas con una cabeza como del de Matutano, redondo, de colorines. Nunca supo nadie si representaba a la movida acid house, que verdaderamente nadie sabía lo que era. Esas camisetas las llevaba todo cristo; incluso recuerdo una moda, la de cubrir los asientos delanteros del coche con camisetas, en la que las del acid éste hacían furor. Nunca lo entendí. Ni yo ni nadie con un mínimo de decencia.

- El Toy: "Toy Fadao", "Toy Cansao", "Toy Cagando". Vaya bicho más anormal el Toy aquel, que saltó de los Bollycaos a otras esferas del consumo masivo como quien no quiere la cosa. Las camisetas, ya fuera con un Toy o con más clones en diferentes actividades insulsas, poblaron los torsos de la plebe. ¿Qué gracia tenían? Un buen misterio ése, sí señora.

- Kurt Cobain 1967-1994: Ésta la tuve yo como todo adolescente protogrounge que adoraba a un grupo que todavía hoy me sigue pareciendo la hostia en pepitoria. Hace no mucho vi a una chica, hija de un amigo bastante mayor que yo, que llevaba esa camiseta. Le dije que yo los había visto en directo en Madrid con 14 años y me miró como si hubiera estado en el Homenaje a Canito. Las consideraciones sobre mi envejecimiento prematuro que saqué entonces me las guardo. Joder, que ya hace 12 años de aquello...

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Thursday, September 22, 2005

"Las hilarantes aventuras de Fúbol Esasí" (2)

El nacimiento de Fúbol llegó en el descuento. Paradinha había agotado el tiempo reglamentario y los médicos se asustaron al ver sacar el cartel electrónico con un sonoro 2. El niño nacería, claro, oncemesino. La mamá lo tomaba con resignación: "Por más ocasiones que creo, hay días en los que no quiere entrar y no quiere entrar. Sólo me queda seguir trabajando", le decía al futuro papá. Él, que sabía que las goleadoras tienen rachas, respondía confiado: "Sigue creando ocasiones, que el gol ya llegará".

Y a los once meses nació Fúbol en la Clínica Maracaná. "Tres kilos más lo que añada el árbitro", rezaba el informe del doctor. Era un niño de perfil enjuto (gonzález) y alto como un pino (zamorano) que de pequeño siempre hacía caso a su mamá. "Haz lo que ordene el míster, acata las decisiones del colegiado y sal al campo a darlo todo", le decía Paradinha cada mañana antes de llevarlo al colegio.

Crecía Fúbol y, con él, su atracción por las mujeres. El amor se encarnó en Djalminha, una chica imaginativa y partidaria del fútbol libre que ya tenía un currículum sentimental considerable: estuvo con Líbero, el tío que, decían, mejor la sacaba jugada desde atrás, y ahora tonteaba con Benyiprais. Fúbol, que sabía que con paciencia y sin jugar al patadón llegaban los goles, se autoconvencía de sus posibilidades de victoria. "La temporada es muy larga y habrá minutos para todos. Además, yo creo que esta chica es de las que juega todas las competiciones", pensaba, haciendo caso de los rumores que hablaban de que era de esas a las que les gusta puntuar en todos los campos.

Cuando se enteró de que Benyiprais había pagado la cláusula de rescisión y había decidido buscar equipo en el mercado de invierno, Fúbol decidió ser vertical y dejarse de pases perpendiculares. Llamó a Djalminha con la clara idea de conseguir una rabona y, con suerte, una folha seca. Pero cometió el error de pensar que ganaría sin bajarse del autobús y de todos es sabido que no hay enemigo pequeño: ella salió a jugar muy atrás, echó el cerrojo y le dijo que había quedado. "El partido dura 90 minutos", se autoconvencía Fúbol.

Sorprendentemente, el amor que él sentía, que aspiraba a ser un bolo veraniego, se convirtió en deseo de firmar un contrato multianual. Sus ansias por Djalminha crecían y vio que o le declaraba su amor o no habría partido de vuelta. Quedaron en el bar del padre de ella, el Championslig, porque Fúbol era consciente de que los goles en campo contrario valen doble. "Djalma, desde que vi tus primeros escarceos por la banda deseo ficharte. Creo que encajas en mi esquema y que serías feliz jugando en mi club", le dijo lacónicamente. Ella, para sorpresa del respetable, rompió a llorar: "Creo que he nacido para jugar en tu club".

Enseguida se desató la pasión. Al primer intento no pudo ser porque ella estaba en época de tarjeta roja, pero sabía que una segunda acarrearía suspensión, así que cuando terminaron sus partidos de sanción se fue a por Fúbol, que esperaba impaciente el día del debut. Él empezó tocando atrás, despacio, pero ella era un huracán: apenas él había besado sus mallas cuando Djalma lamió la cepa de su poste. El juego de Djalminha era un vendaval imparable. Fúbol se dejó ganar. Sabía que en el amor como en el fútbol hay que aprovechar las oportunidades de cara a puerta porque al final acabas echándolas de menos. No tardaron mucho en formalizar el contrato.

La próxima semana, una nueva entrega de "Las hilarantes aventuras de Fúbol Esasí", un galáctico de la vida, un crack del amor.

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Wednesday, September 21, 2005

"Las hilarantes aventuras de Fúbol Esasí" (1)

La historia de amor de los Esasí, Fúbol y Paradinha, no fue un partido fácil. Paradinha ya hablaba desde hacía un tiempo con Oliveraton, y Fúbol con Panenka. Ambos se conocían del pueblo, de ir a los bares (el Fondo Sur, el Tribuna Preferente), de toda la vida, pero realmente no se hacían mucho caso el uno al otro. Fúbol era un hombre de catenaccio en el amor, celoso de todo aquel que se acercase a Panenka. Prefería puntuar en casa que arriesgar fuera. Paradinha sólo tenía ojos para Oliveraton.

En esto que una noche coincidió que Oliveraton y Panenka no quisieron salir a tomar algo con sus parejas. Él, porque no se encontraba al 100% y prefería reservarse para otros partidos más importantes; ella, por una rotura de fibras que le mantenía en el dique seco. Así que Fúbol y Paradinha se encontraron con sus pandillas (curiosamente, eran once contra once) en el Gol Fantasma.

Sonaba "La Copa de la Vida" de Ricky Martin, y entre "olé, olé, olé" y "go, go, go" ambos chocaron. Apenas habían cruzado unas palabras en toda su vida, pero el fútbol tiene estas cosas y de repente intercambiaron saludos cordiales. "Esto está hasta la bandera", dijo Fúbol. "Efectivamente, no cabe un alfiler", aseveró Paradinha. La magia del fútbol haría el resto.

La conversación era fluida. Hablaron del rombo en el medio campo, del papel del media punta en el fútbol moderno, de la necesidad de que los laterales corrieran la banda. Enseguida empezaron a acercar posturas y todo acabó en la cama de Fúbol, que, ausentes sus padres, decidió invitar a Paradinha a dejarse caer en su área.

Apenas unos meses después, Paradinha tuvo una falta sin barrera. "Tengo un libre directo", le dijo a Fúbol, "y el autor de la jugada eres tú. No hace falta ni moviola". Fúbol, enamorado como estaba y alejadas sus posturas cada vez más de Panenka, se sintió halagado y emocionado. Al día siguiente fueron a Rafa, un ginecólogo amigo de Fúbol, que viendo la ecografía señaló el punto fatídico: "Penalti y expulsión", dijo. "¡Rafa, no me jodas, me cago en mi madre!", respondió Paradinha, que sabía que la experiencia es un grado y que no estaba preparada para este envite de la vida.

Así que tocaba casarse. En el pueblo nadie aceptaría otra cosa que no fuera una boda de penalti. Paradinha le contó a sus padres que tenía decidido abandonar a Oliveraton y casarse con Fúbol: "Estoy encantada con mi nuevo club. Creo que aquí tengo más oportunidades de ganar títulos", le dijo a sus progenitores, que, cabreados, se negaron a negociar con Fúbol y exigieron la cláusula de rescisión íntegra.

Y se casaron. La iglesia estaba llena, se colgó el cartel de no hay billetes. No faltaron los comentarios reprobatorios ante el estado de buena esperanza de Paradinha, pero Fúbol lo tenía claro: "El público es el que paga y tiene derecho a expresarse".

En el tiempo en que Paradinha estuvo preñada sólo discutieron una vez y fue por el nombre del vástago. Ella quería llamarlo Carrilero, pero él lo tenía más que claro: se llamaría Fúbol, como su padre y su abuelo. "¿Pero qué demonios es Fúbol?", preguntaba ella sobre el origen de tan estrambótico nombre. "Fúbol es Fúbol", respondía él con naturalidad. Y nació nuestro héroe, Fúbol Esasí, un extraordinario ser, un galáctico de la vida, un crack.

Mañana, el segundo capítulo del ya best seller "Las hilarantes aventuras de Fúbol Esasí".

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Tuesday, September 20, 2005

El Asunto Sturniolo

He vuelto. Después de tres semanas de vacaciones más dos de viaje de trabajo en Turquía más una semana de locura en el curro, estoy aquí. Sé que habéis llorado mi ausencia, pero estoy de vuelta. Creedme.

Antes de irme de vacaciones, en el metro, me ocurrió una historia como poco curiosa. Estaba de visita mi amigo G en Madrid y nos encontramos en el suburbano de camino a Tribunal. Cuando dos periodistas se juntan suelen hablar de periodismo, y más si un tercer amigo, P, andaba decidiendo su nuevo camino profesional. Tuvimos una conversación clásica, congratulándonos de que P hubiera pillado un trabajo que le mola y que, al parecer, está bien remunerado.

En esto que cuando nos vamos a bajar en Tribunal se me acerca una mujer de mediana edad y estatura ídem (pondría ibídem, pero no sé qué significa), argentina, que me dice que está escribiendo un libro sobre periodistas y que querría hablar conmigo. Yo le digo que se baje un momento en Tribunal pero ella me dice que no. La "conversación" fue tan extraña como atropellada, porque la tía se hizo un lío ella misma y no sabía cómo gestionar el asunto de contactar conmigo. Con las puertas cerrándose me dijo ser Norma noséqué, "mi apellido es con s líquida", y mencionó "Espacio Abierto": "Está en Internet, ahí puedes conseguir mi e-mail".

Hoy me he acordado de ella y he investigado en San Google Virgen y Mártir, que me ha resuelto la papeleta: ella es Norma Sturniolo y es la directora de una colección de literatura infantil y juvenil de Anaya llamada "Espacio Abierto". Ha escrito seis millones de libros página arriba, página abajo.

Le he mandado un mail a Anaya, a ver qué me contestan. Si dentro de un tiempo hay un libro por ahí cuyo protagonista se llama Quic, ya sabéis. Seguiré desinformando.

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